Las grandes empresas de tecnología del país, conocidas como Big Tech, han controlado el ámbito en línea por tiempo suficiente. Se aprovechan de sus plataformas e impiden que los competidores lleguen a los consumidores y suprimen la voz de productos rivales. Tienen su información, y muchas veces, no tienen claro cómo la usan. Una prioridad clave en la Procuraduría General es proteger el contenido en línea de los texanos y devolver la web a un campo de juego justo donde todos tengan la oportunidad de tener éxito.